Está a unos 1.100 metros sobre el nivel del mar, en la Sierra del Sueve. Es una pequeña atalaya de hormigón que permite una vista de 360º de la costa occidental asturiana. Acantilados, playas, pequeños pueblos y el mar a un lado. Y al otro, el Parque Natural de Ponga y el Parque Nacional de los Picos de Europa. Todo en el mismo paisaje, al alcance de tus ojos.
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| La luna llena. Realmente las fotos no le hacen justicia a lo grande y bien que se veía |
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| Lo mejor de verla desde el Mirador del Fitu es que la luna sale por el mar y, si no hay bruma, se ve bastante bien |
Como dato interesante, en la carretera que va hacia el mirador se celebra todos los años la Subida al Fito. Esta prueba de rally puntúa para el campeonato de España, así que os podéis imaginar el tipo de carretera que es.
¿Quieres ver más? ¡También hicimos un video de nuestra visita al Mirador y de la excursión a los Lagos de Covadonga!
Alojamiento CERCA DEL MIRADOR DEL FITU
Se trata de una casa de indianos, un edificio construido por españoles que emigraron a las Américas. Los indianos ganaron mucho dinero y al volver a España se construyeron grandes casonas para plasmar esa riqueza que habían hecho al otro lado del Atlántico. De hecho, esta no es la única casa de indianos que hay en Caravia. Esta en concreto data de 1917 y la rehabilitaron hace unos años para convertirla en Hotel.
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| Esta ya la visteis en mi Instagram, pero es que es de mis favoritas porque parezco la dueña de la casa (más quisiera yo!) |
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| En la mesa junto a la entrada de la casa disfrutando de las últimas horas de sol de la tarde en Caravia |
A parte de ser un edificio con mucha historia, quedamos encantados con el trato tan familiar y agradable y con lo acogedoras que son sus estancias. ¡Así nos hubiésemos quedado una semana!
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| Con un desayuno así nos tienen conquistados: fruta fresca, zumo de naranja, embutidos y quesada casera! |
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| El saloncito, una de nuestras estancias preferidas. |
Al día siguiente nos dimos un buen paseo por los Lagos de Covadonga y comimos en lo alto de una montaña. Y es que para viajar no siempre hace falta coger un avión, simplemente tener ganas, buscar un plan original y diferente y dejarse llevar.
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