Hace unos días llenaba mi maleta para descubrir Sarajevo. Hoy hace dos décadas que esta ciudad empezaba un sufrimiento que se prolongaría durante 4 largos años.
6 DE ABRIL DE 1992, EL PRINCIPIO DE LA GUERRA
En esta fecha empezaba una guerra entre musulmanes, serbios y croatas, un conflicto que llevó a la descomposición de la antigua Federación Yugoslava.
44 meses aguantó la ciudad de Sarajevo bajo el asedio de las tropas serbobosnias, instaladas en los montes de los alrededores. Una de las vías de escape a ese asedio fue el túnel de la guerra, hoy convertido en museo. Este túnel, de aproximadamente 800 metros, iba por debajo de la ciudad desde la zona libre a la ocupada. A través del túnel se transportaban alimentos y comida.


20 años después se rinde homenaje en Sarajevo a todos los que murieron en este conflicto. Y para hacerlo, han instalado en la avenida principal 11.541 asientos de color rojo. Simbolizan el número de vidas que se perdieron, frente a un escenario en el que se han podido ver conciertos, baile y otras presentaciones. En esta avenida roja de Sarajevo se ha instalado también una pantalla gigante donde se podrán leer los nombres de las víctimas.

SARAJEVO, HOY
Hoy en Sarajevo luce el sol y la gente sonríe por las calles. Las terrazas, abarrotadas de gente con ansias de vida social. Las largas avenidas por donde apenas se puede caminar sin chocar unos contra otros. Los centros comerciales, hasta arriba. En el Sport bar te hacen una pizza a las 10 de la mañana. Y en la kaffana que hace esquina, en el barrio antiguo, el Bascarsija, te sirven cevapi o piletina con patatas hasta la hora que quieras, siempre y cuando lo acompañes con un buen trago de Rakija.

Hoy, en Sarajevo es imprescindible pasearse por el Bascarsija, y disfrutar de la artesanía tradicional que se vende en su bazar. Un bazar acogedor, como la ciudad de Sarajevo, cuyos comerciantes te sonríen al pasar y te invitan a disfrutar de sus pequeñas tiendas.
Es el caso de The old Bazaar, un establecimiento de antigüedades y souvenirs que ha pasado de padres a hijos durante ocho generaciones y de la cual hoy se encargan Azra y su padre. Azra os dará la bienvenida en su español de telenovela y os hará un tour por el museo de la tienda, el único museo de piezas hechas a mano y de antigüedades que podéis encontrar en aquella zona.

Pasear junto al río es contemplar el escenario de una guerra que parece ya olvidada fuera de las fronteras ex yugoslavas. Pero los agujeros en las paredes de los edificios revelan el pasado reciente de la capital bosnia. La ciudad no olvida.

LAS MEJORES VISTAS DE SARAJEVO
Bistrik es uno de los barrios altos de la ciudad. Situado a media montaña, ofrece una de las mejores vistas de Sarajevo y de su puesta de sol. Si decidís pasar por allí, podéis cenar en el Restaurante Park Princeva, un restaurante con unos precios un poco más elevados, pero cuyas vistas valen la pena.

Si Sarajevo es vuestro destino como lo fue el mío hace dos semanas, descubriréis una Sarajevo acogedora, familiar, donde se respira relax y tranquilidad en todas sus esquinas. Se me hace hasta difícil pensar que hace veinte años la ciudad estaba en el caos más profundo.
No podéis marcharos de la ciudad sin beber de las dos fuentes de Sebilj. Según dicen, si bebes de ellas, llevarás a Sarajevo dentro de ti durante mucho tiempo.