He descubierto que me encanta Londres. Aunque no estoy tan segura de si diria lo mismo en el caso de quese hubiese pasado la semana lloviendo. Y es que cuando en la capital britanica sale el sol, pasa como en Munich: los parques llenos, las calles a rebosar de gente, en las terrazas no cabe ni un alma, y lo mejor pasa cuando menos lo esperas.
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