Lo cierto es que sobran motivos para querer viajar a Madagascar. La isla roja es un destino misterioso para muchos que despierta una gran curiosidad. Pero además de los tres iconos turísticos, hay muchas más razones por las cuales vas a querer que sea tu próximo destino.
1. Destino desconocido y poco turístico
Lo raro es encontrarse con otros turistas. De hecho, en nuestra excursión por los tsingys estuvimos solos y el único sitio donde realmente vimos otros viajeros fue disfrutando de la puesta de sol en la Avenida de los Baobabs.
2. Vuelos más económicos
Hasta ahora, solo volaban Air France y Air Madagascar, pero desde otoño del año pasado Turkish Airlines ha introducido una ruta vuela desde Estambul hasta Madagascar y los precios son bastante más atractivos. Por si eso fuera poco, Turkish Airlines tiene conexiones con Estambul desde cinco ciudades españolas, con lo que no hace falta trasladarse a Madrid o a Barcelona para el vuelo de conexión.
Si eres un amante de la naturaleza, Madagascar es tu sitio. La variedad de especies de camaleones, de lemures, de baobabs y de tantos otros animales que sólo se encuentran en Madagascar es algo por lo que vale la pena cruzarse medio mundo.
Lemur en Andasibe
Un camaleón colorido
Aunque es cierto que Madagascar se ha visto muy afectada por la deforestación, afortunadamente hay bastantes Parques Naturales muy bien preservados donde podemos ver en su habitat natural a esos animales. Uno de ellos es el Parque Nacional Tsingy de Bemaraha, con características que lo hacen único en el mundo.
Disfrutando de un paisaje insólito: los tsingys de Bemaraha
4. No hace falta hacer trámites previos para viajar a Madagascar
El visado se obtiene a la llegada al país y el precio oscila entre los 20 y los 30 euros dependiendo de cómo varíe el valor de la moneda.
A no ser que vengas de algún país en el que hayas podido contraer alguna enfermedad, no necesitas vacuna (información de mayo de 2016). No obstante, si quieres recibir información extra, pide cita en un centro de vacunación internacional donde podrán informarte mejor.
Eso sí, para viajar a Madagascar recomiendo hacerlo con seguro de viajes. El sistema sanitario en el país no es el mejor y no disponen de todos los servicios, por lo que si se trata de algo «grave», suelen trasladarte a Isla Reunión. Si no quieres dejarte todo tu presupuesto, ¡ya sabes!
5. La sonrisa de la gente
Algo estrechamente relacionado con el punto uno. Al no ser un lugar excesivamente turístico, la gente te sonríe porque si, porque le gusta verte, porque les despiertas curiosidad.
Me sorprendió que me tocaran la piel y la compararan con la suya y que se echaran unas risas al verme tan blanquita. «café au lait», les decía yo, y venga a reírse.
En un viaje por Madagascar puedes pararte en los poblados, conversar con la gente si tienes un mínimo conocimiento de francés y si no, a base de gestos. Les encantan las fotografías, sobre todo a los niños, aunque en estos casos siempre recomiendo preguntar primero, interactuar un rato, y luego pasar a las fotos.
Selfie con niños malgaches
Un grupo de niños malgaches en un mercadillo local
6. La gastronomía
Normalmente cuando pensamos en Madagascar lo primero que nos viene a la mente es el chocolate o la vainilla. La gastronomía malgache es mucho más variada y a mi me sorprendió positivamente.
Aunque la dieta de los locales se basa en el arroz, en Madagascar también encontramos carne de cebú (es ternera. El cebú se parece a una vaca pero tiene joroba), carne de pollo, marisco y frutas y verduras deliciosas. ¡Ah! y misao, una especie de fideos con de todo un poco que recuerdan a platos asiáticos.
Gambas en salsa criolla con arroz
7. Clima tropical templado y agradable
En Madagascar hay dos estaciones: la seca, que va desde Mayo a Octubre; y la lluviosa, que comprende los meses entre Noviembre y Mayo. Si quieres viajar a Madagascar, hazlo en la estación seca ya que algunas excursiones como la de los Tsingys solo puede hacerse en esa época.
No obstante, el clima varía según la zona del país en la que estés. En las tierras altas suele hacer más frío que en la costa, por ejemplo, así que llena la maleta de prendas para temperaturas variables.
8. Los paisajes y sus contrastes Viajar por carretera como lo hicimos nosotros con Viatges Tuareg e Indigo Be te permite ir saboreando el cambio de paisajes. Desde las terrazas de arroz en las tierras altas hasta la sabana, ir en furgoneta y ver como empiezan a aparecer baobabs a tu paso, cruzarte con poblados aislados de la civilización, notar el cambio de temperatura de una zona a otra, observar el cambio en las construcciones o en los rasgos de las personas.
Paisaje en las tierras altas
Terrazas de arroz, otro de los típicos paisajes de Madagascar
La avenida de los Baobabs, paisaje de postal
Hacia el este de la isla las personas tienen rasgos más asiáticos
Al acercarnos a la costa oeste de Madagascar, los rasgos faciales ya son más africanos y el color de piel más oscuro
9. Viajar por el país es barato
Si lo comparamos con España y con el euro, viajar por Madagascar es bastante económico. La moneda local es el Ariary. Un euro son aproximadamente 3.500 Ariary y para que os hagáis una idea, una botella grande de agua en un puesto callejero son unos 2.000 Ariary (50 céntimos).
Y si todo esto te ha convencido, piensa además en playas paradisíacas a lo largo de toda la costa malgache. Porque aunque yo no las conocí, eso no quiere decir que no existan…¡esa es mi razón nº1 para querer volver!
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Qué buena pinta tiene Madagascar, la verdad que no lo había metido en mis opciones futuras a corto plazo pero después de ver a los chicos de viajandonuestravida y a ti, se me está abriendo el apetito por este país. Una pena el problema de desforestación que han sufrido, esperemos que se vayan recuperando. Estoy enamorado de los Lémures y los baobabs. Besos
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Qué buena pinta tiene Madagascar, la verdad que no lo había metido en mis opciones futuras a corto plazo pero después de ver a los chicos de viajandonuestravida y a ti, se me está abriendo el apetito por este país. Una pena el problema de desforestación que han sufrido, esperemos que se vayan recuperando. Estoy enamorado de los Lémures y los baobabs. Besos